VIOLETA Y LAS ESTRELLAS
- María Ángeles
- 16 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Había una vez un lugar llamado Amable. Situado en la montaña y rodeado de bosques y ríos, tenía las calles empedradas, las fachadas de colores y macetas de vistosas flores en las ventanas.
Se llamaba Amable por el carácter de sus habitantes. Personas mayores, jóvenes y pequeñas, habían aprendido a ser afectuosas, a cuidarse entre sí, a repartirse equitativamente las tareas del hogar, a respetarse y a cooperar. Esto no siempre era fácil y, obviamente, surgían conflictos. Sin embargo, sabían resolverlos de modo pacífico y la comunicación no violenta era la forma habitual de expresarse. Así, en honor a esta forma se ser y estar, en el escudo de la localidad aparecía la palabra “buentrato”.
En este acogedor lugar vivía Violeta, una intrépida niña con gran curiosidad por el mundo que la rodeaba y muchas ganas de aprender. Todo le interesaba; las historias que le contaban las personas mayores, los pájaros, los árboles, las flores, los minerales y ¡las estrellas y los planetas! Observar las estrellas por la noche y prestar atención al movimiento de su respiración, eran algunas de las cosas que más feliz le hacían.
Todas las noches se levantaba de la cama y, desafiando a la oscuridad, subía cuidadosamente las escaleras que la llevaban a la terraza. Abría sigilosamente la puerta, extendía su mantita de algodón en el suelo y se tumbaba apoyando la cabeza en sus pequeños brazos. En esa postura, acompañada por el vaivén de su respiración que tanto le gustaba sentir, se quedaba fascinada mirando las estrellas hasta que el sueño la vencía. Entonces, soñaba que se convertía en una reconocida astrónoma que encontraba la manera de llevar el buentrato a cada rincón del Planeta y del Universo.
Y, como todas las noches, el padre de Violeta subía las escaleras, la cogía amorosamente en brazos para llevarla a su cuarto mientras decía, con voz dulce y suave para no despertarla:
- Una noche más, mi pequeña astrónoma, has hecho lo que te pide tu corazón. Y yo, una noche más y siempre, te acompañaré para que creas en ti y persigas siempre tus sueños.

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